¿Cómo empezar en la no monogamia?

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¿Por dónde se empieza? ¿Qué leo? ¿Qué significan “metamor” o “energía de la nueva relación”? ¿Qué diferencia hay entre el poliamor y la anarquía relacional? (¿Qué puñetas es la anarquía relacional?)

Decidir que la no monogamia es algo que te interesa y que hasta puede que vaya contigo es un paso difícil y que requiere mucha introspección, y muchas veces es complicado encontrar las herramientas o la información que necesitamos para hacer ese primer tanteo que ya de por sí puede dar bastante miedo. Así que, para facilitar este momento inicial, hemos preparado con mucho mimo este pedazo de artículo que recoge lo que podríamos llamar “la primera baldosa en la que tienes que hacer pie en la no monogamia”. Si lo hemos hecho bien, al acabar de leernos tendrás una buena base para poder elegir qué es lo que te apetece seguir investigando por tu cuenta.

Pero no me enrollo más y te dejo con el índice:

1. ¿Qué es la no monogamia?

2. Tipos de relaciones no monógamas

3. Glosario

4. Bibliografía y recursos

5. Algunas recomendaciones finales

¿QUÉ ES LA NO MONOGAMIA?

Empecemos por el principio. La monogamia es un modelo de relación donde hay exclusividad afectiva y sexual, es decir, se establece una relación entre dos personas y se acuerda que únicamente puede darse sexo y afecto entre ellas (vamos, lo que socialmente se entiende como “lo normal”). Pero la monogamia no es únicamente esto. También es un complejo sistema de creencias que ayudan a sostenerla y perpetuarla. Por ejemplo:

  • Se da por sentado que el objetivo vital de todo el mundo es conocer a alguien con quien formar una pareja. Por lo tanto, la soltería es concebida como un estado que no es deseable, sino una etapa de transición entre una “relación fallida” y la relación que tiene que durar hasta el fin de tus días.
  • Siguiendo este objetivo vital, las relaciones de pareja se perciben como si fueran una escalera mecánica, porque no se puede retroceder y cada paso lleva inevitablemente al siguiente: se empieza a tener citas, de ahí se pasa a la exclusividad sexual y afectiva, de ahí a la convivencia, de ahí al matrimonio… Un retroceso o un parón en esta escalera es visto socialmente como el fracaso de la relación.
  • La relación más importante que puede establecer alguien es la de la pareja. En el momento en el que estás con alguien, todo tu proyecto de vida girará alrededor de lo que sea mejor para esa relación, quedándose en un segundo plano otro tipo de vínculos, como los de amistad. Por ponerte un ejemplo: cuando consigues dos días de vacaciones en el trabajo, todo el mundo da por sentado que priorizarás pasarlos con tu pareja, porque es “lo normal”.
  • Es evidente que las rupturas de cualquier tipo son siempre dolorosas, pero la ruptura de una relación monógama trae además consigo ira, sensación de “haber perdido el tiempo”, de que el tiempo pasado con esa persona no fue valioso… Existe una tendencia (con afortunadas excepciones) a que estas separaciones sean siempre enfrentamientos, y tu ex acaba siendo “una persona asquerosa que no te merecía” en vez de alguien a quien recordar con cariño, porque hubo un tiempo en el que os quisisteis muchísimo. (Obviamente, no hablamos de esas situaciones donde es imposible llevarse bien porque en la relación ha habido, por ejemplo, maltrato)
  • A estas alturas de la película, esto lo sabemos todas, pero nunca viene mal recordarlo: los mitos del amor romántico y la monogamia van de la mano, y se alimentan el uno al otro. El mito de la media naranja; el de que el amor todo lo puede; que los celos son una prueba de amor; que si tu pareja quiere o desea a otra persona, ya ni te quiere ni te desea a ti…

Partiendo de aquí, la no monogamia busca romper con algunas o todas (dependiendo del modelo relacional) estas concepciones. “Pero ¿me estás diciendo que tener una sola relación sexoafectiva es malo?” Nope. No es “malo” tener una pareja y ya. Lo que queremos cuestionar es que el modelo monógamo sea la opción por defecto. Si después de leer al respecto eliges la monogamia, ¡genial! Pero que sea después de haberte preguntado si eso es lo que te hace feliz realmente, o lo que va con tu forma de ver la vida.

Por eso, decimos que la no monogamia no se basa en aumentar la cantidad de relaciones que tenemos, ni de que el que PUEDAS acostarte con alguien significa que DEBAS… sino de cambiar la naturaleza de estas relaciones. De cambiar la forma en la que nos relacionamos con las demás personas.

TIPOS DE RELACIONES NO MONÓGAMAS

…o estructuras que contemplan relaciones fuera de la monogamia.

Este es un debate constante, y lo que voy a contarte a continuación no son esquemas universales, ni tienes que elegir un modelo y ceñirte a él hasta el fin de los días. Pero puede darte una idea general del panorama y ayudarte a plantearte qué es lo que encajaría contigo y qué no.

  • Relación abierta: es un modelo de relación donde se mantiene la exclusividad afectiva pero se elimina la sexual. Es decir, ambos miembros de la pareja acuerdan poder tener relaciones sexuales con otras personas, pero sin llegar a un enamoramiento. Por supuesto, cada relación abierta es distinta, y cada pareja tiene sus propios acuerdos en función de lo que quiere o puede hacer y de lo que no.
  • Swinging: en este tipo de relación de pareja también se mantiene la exclusividad afectiva y se elimina la exclusividad sexual. Por explicarlo de forma resumida, estas parejas, juntas o por separado (dependiendo de lo que tengan acordado o de lo que les apetezca), deciden tener experiencias sexuales con una persona, una pareja o un grupo. Por lo general, el swinging tiene un componente de actividad recreativa y social, y estos encuentros suelen darse en (aunque no son exclusivos de) clubs de intercambio de parejas, fiestas organizadas con este fin, etc. Por supuesto, en las parejas swingers o liberales no hay una política del “todo vale”: como en cualquier otro tipo de encuentro o relación, el consentimiento, la sinceridad y el respeto hacia todas las partes involucradas, sean internas o externas a la pareja, es fundamental.
  • Polifidelidad: las relaciones de polifidelidad son aquellas donde un grupo de personas acuerda tener exclusividad sexual y afectiva dentro del grupo. No tienen por qué ser tres/cuatro/cinco personas que tienen una relación entre ellas (una pareja de varias personas, para que nos entendamos), también pueden darse en grupos donde no todos tienen relación entre sí o tienen relaciones de diferentes intensidades. Por ejemplo: Ana y María son pareja. Cada una está en una relación con otra persona, pero esas otras dos personas no tienen una relación entre sí, y las cuatro deciden tener exclusividad entre ellas.
  • Poliamor: es un tipo de relación donde no hay exclusividad sexual ni afectiva, es decir, todo el mundo tiene la opción de tener sexo, enamorarse y establecer relaciones en general con otras personas. Dependiendo de la estructura de este tipo de relaciones, podemos hablar de poliamor jerárquico o no jerárquico. Llamamos poliamor jerárquico a las relaciones poliamorosas donde hay una pareja principal con la que se comparten compromisos, la mayor parte del tiempo, quizá la vivienda, etc. Por otro lado, el poliamor no jerárquico es una estructura donde no hay una pareja principal, todas las relaciones están al mismo nivel y nadie tiene privilegios sobre otras personas.
  • Anarquía relacional: el germen de la idea nace en el año 2005. Es una propuesta planteada desde el anarquismo después de debatir sobre cómo construimos las relaciones, las dinámicas de poder que se dan en las mismas y la falta de redes de apoyo, solidaridad y ayuda mutua que hay en nuestra sociedad. Con la prioridad de crear un apoyo colectivo en red y de eliminar las violencias y desigualdades en las relaciones propias del sistema, la anarquía relacional:

intenta deshacerse de los convencionalismos que priorizan la relación de pareja por encima de cualquier otro tipo de relaciones que podamos tener (es decir, para que la única persona en nuestra vida o la más importante no sea nuestra pareja por defecto y dejemos de cuidar a otras personas que también queremos). Por ejemplo, rechaza las etiquetas para no poner a nadie como prioridad automáticamente por encima de otras personas sólo por ser “la pareja”

rechaza la norma de que una relación donde hay afecto y sexo es más importante o prioritaria que una donde sólo se da afecto. Esto es interesante porque, por ejemplo, derriba la creencia de que una relación romántica donde no hay sexo, en una relación sin valor

Y voy a parar aquí, pero, si quieres leer más al respecto, te recomiendo echarle un ojo al libro “Anarquía relacional. La revolución desde los vínculos” de Juan Carlos Pérez Cortés.

  • Agamia: vio la luz alrededor de 2014. Parte de la base del rechazo al gamos, es decir, la unión que tiene como objetivo el matrimonio. Bajo esta premisa, rechaza el amor y defiende el establecer relaciones en base a la razón y la ética, niega el concepto de género, desvincula el sexo del amor y reivindica su transformación en erotismo… Pero para explicártelo mejor, tienes a Agamia. Más allá del amor y el blog relacionado Contra el amor.

Como he dicho, ten en cuenta que estos modelos de relación son guías, no obligaciones. No hay ninguna necesidad de que reniegues de la monogamia para pasar a identificarte ciegamente con alguno de los esquemas que te he definido, ni que encasilles todas tus relaciones según X modelo si no sientes la necesidad de hacerlo. Empieza hablando mucho y siendo sincera, y tratando a todo el mundo con respeto y afecto. Si quieres definirte, ya tendrás tiempo para ello.

También es muy probable que no acabes ciñéndote a ninguno de estos esquemas al 100%, sino que acabes cogiendo lo que te va bien de cada uno y adaptándolo a la/s persona/s con las que estés en cada momento. Al final, cada persona es un mundo, y cada relación tiene sus propias características. Escúchate, escucha a la otra persona y ved qué es lo que queréis y lo que os funciona, y poned siempre como prioridad el respetaros y el no haceros daño.

GLOSARIO

¿Has intentado buscar información en internet sobre no monogamia y te has encontrado con un montón de “palabros” que no terminas de ubicar? Tranquila. Hablemos de algunos de los términos que es más probable que veas repetirse en aquello que empieces a leer:

  • Acuerdos: dentro de la monogamia, existen unos acuerdos preestablecidos que aceptamos de forma automática en cuanto decidimos empezar una relación de pareja con alguien (como “no nos podemos acostar ni nos podemos enamorar de otras personas”). Pero dentro de la no monogamia, muchos (o todos) de estos acuerdos desaparecen, y esa lista de cosas que damos por sentadas pasa a ser un papel en blanco en el que hay que empezar a redactar nuevos acuerdos, unos que se ajusten mejor a tu/vuestra forma de entender la vida y las relaciones. Se pueden establecer acuerdos sobre dónde y cómo podéis ver a nuevas personas, qué y cómo os vais a comunicar, qué podéis hacer con otras personas y qué no… La cantidad de acuerdos y su naturaleza dependerá de vosotras.
  • Amatonormatividad: es la suposición generalizada de que todo el mundo está mejor, busca y debe buscar una relación exclusiva, romántica y a largo plazo.
  • Compersión (que no “comprensión”): se suele definir como “lo contrario a los celos”, aunque eso no significa que no puedan coexistir. Es la sensación de felicidad y bienestar que produce el ver feliz a quien quieres cuando está con otras personas, algo así como una felicidad por empatía. ¿Eres peor persona si no tienes esa sensación? En absoluto. Pero está bien que sepas que existe y que puedes llegar a experimentarla.
  • Gestión: una vez estés dentro de la no monogamia, es habitual que empiecen a salir a la luz sentimientos negativos con los que tendrás que aprender a lidiar (como los celos, la posesividad, el miedo a la pérdida…) o situaciones en las que no te habías encontrado nunca y que tendrás que aprender a manejar con tiempo y paciencia (por ejemplo, nadie te prepara para la primera vez que tu pareja tiene una cita con otra persona). Esto es algo que puede parecer muy difícil al principio, pero que irás consiguiendo dominar a base de desarrollar tus propias herramientas y de apoyarte en la gente que te quiere. La gestión emocional dentro de la no monogamia es de las cosas más complicadas a las que te vas a enfrentar, pero también de las más gratificantes.
  • Metamor: hace referencia a las relaciones íntimas de aquellas personas con las que tienes una relación íntima, o a personas cercanas a gente cercana a ti, con las que no te relacionas directamente.
  • NRE (New Relationship Energy) o Energía de la Nueva Relación: es ese estado emocional que surge del enamoramiento o cuando nace una nueva relación intensa en tu vida. Es normal que, en esta fase que suele durar las primeras semanas o meses de una relación, tengas muy presente a esta nueva persona, quieras pasar tiempo con ella, te apetezca hablarle a todo el mundo de ella… pero eso nunca debería ser una excusa para descuidar a tus otras relaciones.
  • Red afectiva, red de apoyo, constelación, polícula…: son términos que describen el conjunto de personas unidas entre sí a través de vínculos de diferente intensidad o categoría, con quienes hay sexo, afecto o ambas, y que comparten afecto y cuidados. Son esas personas a quienes queremos y cuidamos y que nos sirven de sostén en nuestro día a día.
  • Vínculo, calabacín/zuccini, queer-platónico…: ante este surgimiento de nuevos modelos de relación y de la necesidad que eliminar etiquetas monógamas que no representan a lo que se crea dentro de las relaciones no monógamas, se abre un debate sobre cómo podemos llamar a las personas con las que nos relacionamos. “Esta es María. Es mi…” ¿Qué? Para llenar esta necesidad de etiquetas, han surgido varias ideas, todas con una razón de ser a sus espaldas. Tú puedes usar la que más se adapte a tu forma de entender las relaciones o a la relación que tienes con esa persona en particular, así que María puede ser tu novia, tu pareja, tu vínculo, tu calabacín (sí, como lees) … o, simplemente, María. Eso sí, aquí no estamos hablando del miedo de llamar a alguien “tu pareja” porque “no quieres atarte”. Aunque no se trate de relaciones de exclusividad, en la no monogamia siempre hay compromiso, cuidados y responsabilidad, así que olvida ese mito de “eres poliamorosa porque tienes miedo a comprometerte”.
BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS

Aquí te dejo los libros de los que he sacado gran parte de esta información, y otros tantos que pueden serte útiles para empezar a leer algo un poquito más en profundidad:

  • Anarquía relacional. La revolución desde los vínculos (2020). Escrito por Juan Carlos Pérez Cortés y publicado por La oveja roja. Es el primer libro dedicado exclusivamente a la anarquía relacional, aunque las reflexiones y los planteamientos lo convierten en un ensayo muy recomendable para cualquier persona, monógama y no monógama.
  • El libro de los celos (The jealousy workbook. Exercises & insgihts for managing open relationships) (2014). Escrita por la terapeuta Kathy Labriola y publicado por Melusina, esta es una guía con técnicas, consejos y ejercicios para gestionar los celos, tanto en una relación monógama como en una no monógama.
  • Ética promiscua (Ethical slut) (1997). Escrito por Dossie Easton y Janet W. Hardy y publicado por Melusina, este clásico de la no monogamia (recientemente reeditado, revisado y ampliado) habla sobre todo un poco, y pretende sentar las bases de lo que debería ser la no monogamia llevada con ética.
  • Juego limpio. Guía de la no monogamia para hombres a los que les gustan las mujeres (Playing fair. A guide to nonmonogamy for men into women) (2017). Publicado en castellano por la editorial Melusina. El activista Pepper Mint lanza consejos amables sobre ética, empatía y comunicación a esos hombres a los que les gustan las mujeres, y busca ayudarles a ser conscientes de las estructuras de poder dentro de las relaciones románticas.
  • Más allá de la pareja. Una guía para el poliamor ético (More than two) (2018). Escrito por Franklin Veaux y Eve Rickert y publicado por Continta me tienes, este libro es lo que anuncia: una guía completísima para vivir el poliamor de una forma ética.
  • Opening up. Una guía para crear y mantener relaciones abiertas (Opening up. A guide to creating and sustaining open relationships) (2008). Publicado por Melusina, Tristan Taormino se basó en más de cien entrevistas para escribir esta guía con consejos para crear y mantener relaciones abiertas.
  • Pensamiento monógamo, terror poliamoroso (2018). Escrito por Brigitte Vasallo y publicado por La oveja roja, este es un ensayo para cuestionarnos las opresiones del sistema monógamo y ver si las estamos trasladando a las no monogamias sin darnos cuenta.
  • Todo eso que no sé cómo explicarle a mi madre (2021). Publicado por Penguin Random House. La periodista Sandra Bravo (creadora de la plataforma Hablemos de poliamor) habla sobre sexualidad, feminismo y poliamor de forma analítica, pero también en primera persona.
ALGUNAS RECOMENDACIONES FINALES

1. Si estás en una relación monógama y tú o tu pareja os estáis planteando empezar en la no monogamia, deberéis aseguraros de que ambas estéis convencidas de dar este paso. No tiene sentido ni que te impliques en esto por obligación ni que obligues a nadie, porque sólo os servirá para haceros daño. Este es un camino que puede aportar mucha felicidad, pero también es duro y difícil y nadie debería seguirlo bajo coacción. Y si una de las partes tiene clarísimo que quiere una relación monógama y la otra tiene clarísimo que eso no es para ella… es preferible o quedarse en la monogamia o terminar la relación.

2. Busca un equilibrio entre el bienestar de los demás y tus propias necesidades. Indaga en ti misma para tener lo más claro posible cuáles son tus límites y hasta dónde quieres y puedes ceder. Tener claro dónde vas a trazar la línea y respetar los límites de las demás personas es crucial para que nadie salga herida, incluida tú misma.

3. Ten presente que vas a empezar a tener conversaciones incómodas, y puede que hasta dolorosas, con la gente con la que te relaciones de forma no monógama. Y no pasa nada, porque eso es justo lo que hay que hacer: hablar, hablar y hablar. Tendrás que ser sincera y comunicarte de forma asertiva, y valorar y agradecer que las demás lo sean contigo (y recuerda que la sinceridad, la empatía y el respeto tienen que ir siempre de la mano).

4. Tener las herramientas para deconstruirse todo lo que hace falta para experimentar ciertas cosas sin salir hecha polvo es un privilegio que no todo el mundo tiene. Depende de un montón de factores: de los recursos emocionales y materiales de los que se disponga, de las experiencias pasadas, de si se tienen cargas que impiden gestionar apropiadamente (como estar atravesando una etapa vital complicada), etc. Por lo tanto, sé amable contigo misma cuando atravieses alguna experiencia que te cueste más sobrellevar (o que, directamente, no puedas), y sé consciente de cuándo no puedes exigirles a las personas que te rodean cierto nivel de deconstrucción o de gestión emocional.