Puedes leer la primera parte aquí.
Después del poco éxito que cosechó La bella durmiente en su estreno, Disney no se implicó en ningún proyecto de princesas por mucho tiempo. Pero en 1989 lanzaron La Sirenita, una idea que estuvo guardada muchos años en un cajón y que acabó siendo uno de los mayores éxitos de la compañía hasta la fecha. Y el cambio en el diseño de esta princesa fue propiciado por el desencanto con Aurora, pero este no fue el único motivo.
Estamos en la década de los 80. Los movimientos sociales surgidos a partir de la década de los 60 y, en concreto, la segunda ola del feminismo, habían hecho mella1. Poco a poco, el cine convencional empezaba a incorporar a sus guiones personajes femeninos fuertes: mujeres que destacaban por su capacidad resolutiva, su fuerza o su valentía, como Ellen Ripley en Alien: el octavo pasajero o Sarah Connor en Terminator 2. En este contexto nacieron Ariel y La Sirenita, y poco después le siguieron los estrenos de La bella y la bestia (1991), Aladdin (1992) y Pocahontas (1995).
Las protagonistas de estas películas tienen en común que empiezan a tener una personalidad más definida y algo más de peso en la trama. Tienen curiosidad por el mundo que las rodea y una gran necesidad de vivir aventuras, aunque rápidamente se introduzca en la historia al interés romántico. No obstante, la relación que establecen con el príncipe ya no es predestinada e idílica, sino que será algo a lo que su entorno se opondrá frontalmente y ambos tendrán que pelear por estar juntos. Además, aunque sigue existiendo el amor a primera vista, los personajes nos mostrarán cómo empiezan a forjar su relación poco a poco, en vez de lanzarse directamente al final feliz sin casi haber hablado antes como las anteriores princesas. Su relación con los villanos también es distinta: ese halo de respeto y temor que habíamos intuido empieza a desaparecer, y vemos cómo intercambian diálogos e incluso llegan a enfrentarse directamente con ellos con algún forcejeo o diálogo intenso.

LA SIRENITA (1989)
Ariel es una chica soñadora y despistada que, a pesar de que lo tiene prohibido por su padre por ser peligroso, sube a la superficie a curiosear de vez en cuando. Con la canción “Parte de él” se establece que su mayor anhelo es tener piernas y poder descubrir los secretos del mundo de los humanos. Sólo con estas premisas ya podemos apreciar el gran cambio de paradigma, y es que es después de establecerlas cuando conoce a Eric y se enamora de él a primera vista (y, a partir de aquí, la trama girará completamente alrededor de este romance).
En su primer contacto con el príncipe, Ariel se arriesga y le salva la vida, siendo esta la primera vez que una princesa influye directamente en la trama de la película. Esto también introducirá la novedad de que, aunque la princesa siga necesitando ser salvada, ella también salvará o cuidará del príncipe en algún momento de la historia, algo que veremos cómo se irá repitiendo en la mayoría de producciones de princesas.
Como hemos comentado, podemos apreciar cómo su relación se va construyendo poco a poco desde que Ariel aparece en la playa con piernas y sin voz, pero este no es el único punto interesante sobre este romance. La sirenita tiene el mismo planteamiento base que La Cenicienta: el príncipe ha conocido a su amada y la ha perdido, así que se obsesiona con encontrarla y mueve cielo y tierra para volver a reunirse con ella. Sin embargo, mientras que en La Cenicienta el destino reúne a los dos enamorados, en esta película nos encontramos con una escena que rompe con este desenlace. Eric ha descartado que Ariel sea la chica que le rescató, ya que ella no tiene voz, pero aun así empieza a enamorarse. Grimsby, el mayordomo, le aconseja dejar de lado esta obsesión y centrarse en Ariel y el amor que siente por ella, y Eric decide hacerle caso y abandonar la búsqueda de la chica misteriosa. Nosotras sabemos que Ariel y esta chica son la misma persona, pero lo importante es que Eric no, y, apostando por su relación con Ariel, descarta la idea de que el destino pueda reunirle con esa chica algún día. De esta forma, Disney intenta romper con la fórmula del amor predestinado que había estado planteando hasta el momento.

En cuanto al final de la historia, quiero destacar un par de aspectos. El primero es que esta película vuelve a utilizar el “beso de amor verdadero” para resolver el conflicto. El segundo punto tiene que ver con la batalla contra Úrsula. Como hemos comentado, podemos apreciar que la relación villana-princesa es distinta, puesto que Ariel persigue a Úrsula y forcejea con ella, en un intento de abandonar el rol pasivo que se había utilizado hasta la fecha. No obstante, el golpe final recaerá en el príncipe, quien adoptará este papel de príncipe heroico que había mostrado también Felipe.
LA BELLA Y LA BESTIA (1991)
La bella y la bestia es una película que, aunque pueda no parecerlo a simple vista, subvierte muchas de las premisas de historias de princesas y príncipes azules establecidas hasta el momento. Pero como en este análisis pretendo hablar exclusivamente de las protagonistas femeninas, me ceñiré todo lo posible a Bella y su papel en la historia.
Bella es una chica dulce e inteligente cansada de la monotonía de su entorno y deseosa de vivir aventuras. Y recalco: inteligente. Porque, a pesar de que Bella destaca por su apariencia física, es la primera vez que la inteligencia es una cualidad presente en una princesa. Y no sólo eso, también es más inteligente que el villano y que el príncipe.
Y hablando de ellos, esta película introduce la novedad del triángulo amoroso. Gastón se muestra interesado en Bella e intenta conquistarla por activa y por pasiva, pero ella le rechaza numerosas veces y termina enamorándose de la bestia. Aunque como este concepto estará también presente en Aladdin y en Pocahontas, lo dejaremos aparcado y lo retomaremos dentro de unos párrafos.

De momento, hablemos del romance protagonista. En esta historia tenemos a un príncipe que ha pasado de ser un salvador inmaculado a un hombre soberbio y con problemas de ira, y que ha sido severamente castigado por ello. Y, de la misma forma que sucede en La sirenita, veremos a la bestia rescatando a Bella de algún peligro, pero también la vemos a ella “rescatándole” a él, corrigiendo sus actitudes perjudiciales y enamorándose de él, lo que le devuelve a la vida y rompe el hechizo. Y, por cierto, este final es relevante por varios motivos:
1. Vuelve a aparecer el “beso de amor verdadero” (aunque esta vez no sea necesario un beso como tal y baste con enamorarse para romper el embrujo), y es el príncipe quien lo recibe.
2. Tendrán que pasar dieciocho años antes de que volvamos a ver un hechizo roto por un beso.
3. A partir de esta película, se introduce la idea de que el hechizo se rompa después de que el personaje que lo ha sufrido haya experimentado algún tipo de evolución, como en El emperador y sus locuras (2000), Hermano oso (2003) o Tiana y el sapo (de quien hablaremos en el próximo artículo).
Otro concepto novedoso de esta historia (y que veremos de nuevo más adelante) es el de sacrificarse por amor y por el bien de la persona amada, algo que no habíamos visto hasta la fecha, ya que los amores eran siempre predestinados e idílicos. Pero aquí, la bestia incita a Bella a marchar al lado de su padre enfermo, aunque sabe que eso implicará que se le terminará el tiempo y no podrá volver a ser humano.

Para acabar, esta película también trae un cambio con respecto al mensaje principal. Si hasta ahora habíamos visto que este giraba en torno a los sueños y a luchar por ellos, La bella y la bestia introduce algo que ya podemos apreciar en La Sirenita, que es “la verdadera esencia y la auténtica belleza están en el interior”. A partir de aquí, podremos volver a ver este mensaje en producciones como Aladdin, Hércules y, cómo no, El jorobado de Notre Dame.
ALADDIN (1992)
Siguiendo la línea que estableció Bella, Jasmine también es admirada por otras cualidades además de su belleza. El mismo Aladdin se la describe al genio como una chica lista y divertida, y su personalidad se hará notar durante toda la película. Por ejemplo:
El día de su cumpleaños se acerca. Jasmine está obligada por ley a casarse, pero ella se niega a elegir un marido de entre sus pretendientes, alegando que no quiere casarse si no es por amor (utilizando el condicional “if I do marry” o “si me caso”, lo cual es destacable) y que esto acabaría con su sueño de ver mundo. Y a este matrimonio se opondrá frontalmente, llegando incluso a escaparse de palacio.
Hay varios diálogos y escenas más donde podemos apreciar su personalidad decidida (como cuando espeta que ella no es “un premio que se gana o se pierde”), pero sólo remarcaré uno más para no alargarme: el enfrentamiento final contra Jafar. Jasmine le engaña haciéndole creer que, por orden del genio, se ha enamorado perdidamente de él, y utiliza su sensualidad para convencerle. Y esto es algo interesante porque, a pesar de que Disney ya había creado personajes femeninos sensuales como Duquesa en Los Aristogatos (1970), es la primera vez que vemos este rasgo en una princesa.

Pasemos a hablar del romance con Aladdin. Se ven por primera vez en el bazar, y es cierto que él se siente rápidamente atraído por ella, pero también podemos ver con qué facilidad conectan. De hecho, algo que llamará la atención de Jasmine será lo bien que él entiende su necesidad de ser libre (y se enamorará del príncipe Ali porque se dará cuenta de que es el chico del bazar, pero su primer impulso es rechazarle como a los demás pretendientes).
Al final de la película, ella terminará casándose, pero lo hará por amor y con una persona con la que podrá vivir aventuras, tal y como deseaba al principio. Además, lo que habíamos visto hasta ahora eran princesas que, una vez logrado el final feliz, dejaban todo su mundo atrás para irse al reino del príncipe, pero en esta ocasión es el príncipe el que abandona todo para irse con ella.

POCAHONTAS (1995)
Pocahontas es un espíritu libre, una chica inquieta y aventurera, igual que lo fue su madre. Pero estos rasgos no parecen agradar a su padre, quien desea que siente la cabeza y sea, como su madre antes que ella, la persona a quien el resto del poblado recurra en busca de sabiduría (y al final, consiguiendo que su padre recapacite y evitando una guerra, demostrará que ese es su lugar). Como una forma de impulsar este cambio en su hija, Powhatan le dice que Kocoum, el mejor guerrero del poblado, le ha pedido la mano de Pocahontas en matrimonio. No obstante, ella no está conforme con esta idea, y con la canción “Río abajo” nos comunica su miedo a que esta unión la aprisione y su necesidad de ver qué hay más allá de lo que ya conoce.
Recuperemos aquí el tema del triángulo amoroso. Como hemos dicho, con Bella se introdujo la posibilidad de que la princesa eligiera entre varios pretendientes, y Jasmine también se encuentra en esta situación. Sin embargo, ellas tenían una elección fácil, porque sólo uno de sus pretendientes (el príncipe) mostraba rasgos de personalidad positivos, y la espectadora rápidamente podía posicionarse. No obstante, en esta película tenemos a Kocoum, un hombre fuerte, valiente y guapo, que se preocupa por ella y que arriesgará su vida para protegerla. Aun así, Pocahontas le rechazará porque, sencillamente, eso es lo que desea.
Y hablando de romance, ¿cómo es la relación entre Pocahontas y John Smith? Al principio de la película, se establece que Pocahontas lleva un tiempo teniendo el mismo sueño: ve una flecha en el suelo que gira cada vez más y más rápido, hasta que se para. La abuela Sauce le comenta que esa flecha puede estar señalando a su destino, y con varios detalles se nos va dejando caer que ese destino es John. Podríamos estar ante una forma de recuperar el concepto de amor predestinado… pero no queda del todo claro que sea de esto de lo que hablamos. Y lo digo porque, al final de la historia, Pocahontas y John no terminan juntos: él sale herido y debe volver a Inglaterra a recuperarse, y ella decide no acompañarle y quedarse a cuidar de su pueblo. De esta forma, se recupera el concepto del sacrificio por amor que vimos en La bella y la bestia, pero más importante, se renuncia al final feliz clásico, algo que no habíamos visto hasta el momento2. Esto me hace deducir que el destino de Pocahontas no era casarse con John y vivir feliz para siempre junto a él, sino conocerle, evitar que los ingleses invadieran sus tierras, y conocerse a sí misma y darse cuenta de lo que realmente quería.

Apenas tres años después, Mulan vio la luz. Sin embargo, a pesar de que casi no pasó el tiempo entre su protagonista y Pocahontas, la forma de concebirlas fue totalmente distinta.
Puedes leer la tercera parte aquí.
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1 Cándida Smith, R. (2009). “Romper lo que está resquebrajado”. 1968 in the United States of America. Cuadernos De Historia Contemporánea, 31, p. 135 – 148.
2 La década de los 70 fue el período donde se produjeron más divorcios, y en los 80 vemos a mujeres que prefieren trabajar a quedarse en casa y que afirman no estar listas para el matrimonio. La «soltería» de Pocahontas podría ser un reflejo de este cambio de mentalidad. (Maeda González, C. M. (2011). Entre princesas y brujas: análisis de la representación de las protagonistas y las antagonistas presentes en las películas de Walt Disney. En: C. Mateos Martín, J. Herrero, S. Toledano Buendía, A. Ardèvol Abreu y C. Hernández (eds.): Actas del III Congreso Internacional Latina de Comunicación Social. La Laguna (Tenerife): Sociedad Latina de Comunicación Social, p. 1 – 17 (p.7 – 8).