Desde hace un tiempo, la no monogamia está pasando de ser algo de “viciosos y enfermos” a asomar la cabeza por el mainstream y, aunque aún estemos a varias décadas de poder llevar a todas nuestras relaciones a la cena de Navidad, está permitiendo que personas monógamas de toda la vida se cuestionen si ese es realmente el modelo relacional que les hace felices. Y esto, en muchos casos, se traduce en una pareja monógama que se plantea abrir su relación.
Si estás en esta situación, ya te habrás dado cuenta de que no existe un “Manual para no cagarla” (aunque mira, ojalá) y quizá no sepas por dónde deberías (o no) empezar. Pero no pasa nada porque aquí estamos nosotras para echar una mano en lo que se pueda.
En este artículo vamos a hablar de un básico entre los básicos: 5 puntos de partida a evitar en el momento de abrir una relación. Así que deberías replantearte abrir tu relación si…

1. Si no te ves capaz en este momento de hacer el esfuerzo emocional que requiere abrir una relación.
Me explico: cuando entres en la no monogamia empezarás a sentir un montón de emociones distintas relacionadas con la pérdida, o la envidia, o la soledad (porque spoiler: nadie te prepara para la primera vez que tu pareja tiene una cita con alguien que no eres tú). Tranquila porque todo el mundo pasa por esto, pero poco a poco tendrás (tendréis) que aprender a escuchar esos sentimientos negativos, ver de dónde vienen y deconstruirlos para que no os hagan daño ni a ti ni a tu pareja (en un futuro no muy lejano hablaremos de los celos y cómo lidiar con ellos). Esto se llama gestión emocional, y necesita un proceso de introspección y autoescucha muy profundo que se aprende a hacer poco a poco y sin presiones, pero es un trabajo largo y duro para el que te tienes que sentir con fuerzas. Porque es muy difícil y porque no acaba nunca, porque cuando creías que tenías controlada una situación quizá pasa algo que no esperabas y te desestabiliza y… Vamos, que es jodido.
Pero no pasa nada si decides que ahora no es el momento de meterte en esto. Quizá estás pasando por una época de mucho estrés o estás atravesando un duelo y no sería bueno para ti lidiar con demasiadas cosas a la vez, pero seguramente en un tiempo te sientas con más fuerzas. Además, no hace falta que abráis la relación de la noche a la mañana: invertid tiempo en buscar información, en expresar vuestros temores, en plantear qué os gustaría que pasara y qué no, en decidir dónde están vuestros límites… También podéis empezar probando cosas nuevas poco a poco y viendo cómo os sentís al respecto. Vuestro ritmo lo marcáis vosotras.

2. Si vuestra relación no tiene una base sólida de confianza, empatía, comunicación y respeto mutuos.
Esto es fundamental para cualquier relación pero más aún si os estáis planteando la no monogamia, porque vais a empezar a interactuar con personas fuera de la relación y necesitaréis sentir que podéis apoyaros la una en la otra y hablar de lo que os preocupa de forma sincera y sin reproches. Lo dicho, a medida que vas viviendo situaciones en la no monogamia vas desarrollando técnicas de gestión y comunicación individuales y en pareja, pero es fundamental que partáis desde cierto punto o todo lo que construyáis estará basado en la desconfianza.
Si queréis trabajar esto orientado a abrir la relación, podéis empezar sentándoos y hablando sinceramente de lo que esperáis al dar este paso, y de lo que os gustaría que sucediera y de lo que no (practicar sexo en grupo, tener sexo con otras personas, poder tener más de una relación al mismo nivel que la vuestra… poned sobre la mesa todo aquello que os gustaría plantearos). Tened en cuenta que os queréis, así que escuchaos la una a la otra sin juzgar y expresad vuestros deseos con claridad y respeto.
3. Si no vas a ser responsable con las personas que entren en la relación.
Sea cual sea el objetivo con el que abrís vuestra relación, es imprescindible tratar con respeto y empatía a las personas que vayáis conociendo. ¿A qué me refiero con esto, que parece tan obvio? Pues, por ejemplo, es bastante común en las parejas que deciden hacer un trío el pensar que esa tercera persona no tiene ni voz ni voto con lo que respecta a lo que va a pasar durante la relación sexual: “mi pareja y yo decidimos hacer un trío, así que nosotras marcamos las normas”. Pero igual que tratas con respeto a tu pareja cuando os acostáis, las personas que incluyáis no pueden sentirse como simples objetos sexuales, como si en vez de utilizar un vibrador hubierais usado una persona para satisfaceros. Y en el poliamor pasa lo mismo: si vas a empezar una nueva relación, tienes que estar dispuesta a invertir tiempo y cuidados en ella, igual que lo harías si esa fuera una relación monógama como las que has tenido hasta ahora. Todo esto parece muy evidente, pero es fundamental para que ninguna persona con la que tratéis salga herida.

4. Por presión de tu pareja.
A ver, tema delicado. Cuando os pongáis a hablar sobre qué esperáis al abrir la relación, lo habitual es que vayáis poniendo límites y haciendo pequeñas concesiones: por ejemplo “no me importaría que te acostaras con otra persona, pero no me sentiría cómoda si fuera alguien de nuestro círculo cercano”. Pero ¿dónde está el límite? Pues en ceder a cosas que no te apetecen sólo por miedo a una ruptura. Y es que no deberías acceder a nada con lo que no te sientas cómoda sólo porque crees que así “harás feliz a tu pareja y no te dejará”, porque si accedes a que, por ejemplo, practique sexo en grupo sin ti aunque no te guste la idea, tu pareja lo hará porque le has dicho que tú estás bien con ello. Y te dolerá a ti, y le dolerá a tu pareja porque te habrá hecho daño… y esto es una espiral de dolor y rencor jodida, amiga.
Y voy más allá. Imagina que le propones a tu pareja abrir la relación y ella odia la idea, o viceversa. Que una tiene clarísimo que no es feliz y que necesita probar la no monogamia y la otra tiene clarísimo que eso no está hecho para ella. Si estáis muy seguras de lo que queréis y no veis nada claro que consigáis llegar a un punto medio cómodo para ambas, hay dos opciones: o que alguien ceda para satisfacer a la otra persona… o finalizar la relación. Lo que elijáis hacer dependerá de lo que os compense más y lo que os haga más felices.
5. Por presión social, porque todo el mundo dice que se es más libre que en la monogamia.
Desde que la no monogamia ha empezado a tener más visibilidad y a perder el estigma que tenía, se ha empezado a oír en varios círculos que “la monogamia es tóxica y opresiva y que la no monogamia significa progreso y libertad”. Esto se dice (además de porque se empezó a plantear como una solución a la opresión que sufrían las mujeres con el matrimonio) porque se considera que la monogamia parte de una idea de posesión: “tú eres MI pareja y no puedes tener sexo ni enamorarte de nadie que no sea yo”. Y mira, de la toxicidad o no de los diferentes modelos relacionales podríamos hablar y debatir durante horas, pero el punto es que no idealices la no monogamia y que hagas sólo lo que TÚ quieras, porque meterte en algo así sin estar segura e ignorando todo lo que comporta emocionalmente, únicamente porque si no “no eres una buena activista”, puede hacerte mucho daño. Y que al final eres tú quien va a tener que lidiar con todo lo que comporta el no ser monógama, no las demás.

Y de momento lo dejamos aquí. Tened en cuenta que existen muchas formas de abrir una relación y muchos tipos de relaciones no monógamas distintas, así que tendréis que encontrar aquello que se adapte a vosotras y a vuestra forma de entender las relaciones. Así que informaos mucho, hablad y… no sé, ánimo con la gestión emocional.